miércoles, 25 de agosto de 2010

Los héroes no están fatigados





Por Daniel Mansuy - 25/08/2010 - 04:00 Tercera

UN PUÑADO de mineros, atrapados hace casi 20 días, canta el himno nacional a viva voz en su primer contacto de audio con el mundo exterior. Supongo que lo entonan emocionados, sollozando, como ya nadie siquiera piensa en hacerlo: son costumbres de otros tiempos. Un puñado de mineros provistos de una fe ciega y de una fortaleza que creíamos olvidada, con una valentía y una entereza que quiebran hasta al más duro, nos ha entregado una lección que no tenemos derecho a olvidar.



Desde luego, no faltan quienes no pueden dejar de pensar en pequeño: que si el Presidente ganó, si el ministro se consagró o si la oposición se debilitó. Se enredan en minucias y pierden lo esencial: estos mineros les quedan grandes, como de algún modo nos ocurre a todos. Porque ellos nos mostraron, de sopetón y sin anestesia, que hay un Chile profundo que no responde a las coordenadas habituales.

Basta leer la carta del minero Mario Gómez. Allá abajo no hay ni progresistas ni liberales ni conservadores, tampoco hay minutas sobre las que polemizar. No hay vanidades mediáticas ni redes sociales, ni ambiciones políticas, ni nada. Sólo oscuridad, silencio, hambre y sed. Y un grupo de hombres dispuesto a luchar por seguir viviendo, con sentido de la trascendencia. Allí hemos descubierto eso que Orwell llamaba la decencia ordinaria, que no es otra cosa que la práctica de ciertas virtudes por personas corrientes, cuestión que no siempre consideramos en toda su profundidad.

Esto último explica nuestra sorpresa, como si no pudiéramos creer que todavía queden compatriotas así, de ese calibre y de esa madera. Es sabido que las sociedades democráticas son poco dadas a creer en los héroes, y por eso nos cuesta aceptar que todavía pueda haberlos: hombres comunes que, puestos ante una prueba que aterraría a cualquiera, salen victoriosos. Por eso nos faltan las palabras para describir lo que ocurre: hemos abusado tanto de ellas durante tanto tiempo, que hoy, celosas, nos dan la espalda. Y así estamos, sorprendidos frente a la evidencia: muchas de nuestras discusiones y de nuestras preocupaciones son un poco frívolas. Descuidan ese aspecto esencial de la realidad que es la modesta particularidad de cada ser humano, para utilizar las palabras del escritor ruso Vassili Grossman, otro héroe olvidado.

No se trata de negar que el problema tenga una dimensión política. Pero incluso en este plano el caso rompe mitos. Porque es obvio que si el gobierno ganó es porque, esta vez, hubo un ministro (apoyado por el Presidente) capaz de tomar decisiones sin calculadora, que habló de frente y con la verdad: si algunos dudábamos de los gerentes, nobleza obliga a reconocer que difícilmente un político hubiera tenido el mismo comportamiento.

Esta historia también debería enseñarnos a tomar la discusión entre mercado y Estado de un modo menos maniqueo: la cuestión no pasa por el tamaño del Estado ni del mercado, sino por entender que un sistema que no respeta la dignidad de la persona no vale un céntimo. Por lo mismo, el mercado no puede ser el árbitro último, ni el Estado puede presentar tantas falencias. En cualquier caso, lo importante es aguzar bien el oído: debemos estar dispuestos a escuchar todas las lecciones. Aunque duela.

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Efectivamente, los héroes no están fatigados, gracias a Dios que no lo están !! para mi el escuchar a estos hombres cantando el himno nacional encerrados a 700 mts de profundidad después de casi 20 dias ha sido un golpe a la cátedra, una señal tan potente, tan contundente que no caben dos lecturas, los mineros han aguantado a puro huevo, y, como sucede en la mayoría de estos casos, aunque el que está viviendo la situación lo último que piensa es en el ejemplo que pueda ser para los demás, no hay duda que los mineros nos han dado ejemplos en muchos sentidos: la unidad, la fe en Dios y en sus compañeros rescatistas ...

2 comentarios:

AleMamá dijo...

No puedo oir la Canción Nacional, desafinada y todo, sin hacer que los niños se pongan de pie y yo al menos cantarla a todo pulmón. Es que me acuerdo de los héroes que nos han dado la Patria que tenemos. Son de la madera de estos mineros, que casi desconocemos en nustra comodidad adormecedora.

Si cada tanto te matan la imagen de la Mistral, de A. Prat, de los santos, etc, ¿qué ejemplo le podemos presentar a nuestros hijos que no sean el Bam-Bam Zamorano, o don Omar, el rapero?

Buen artículo, y a mis sobrinos cuéntales como cuentos las epopeyas de Iquique, del Morro de Arica, del Fuerte Bulnes, etc

Besos, mejórate

Soledad dijo...

Hace su rato comenté sobre la disciplina y el poder que le han otorgado los mineros al Jefe de Turno. Impresionante el respeto y la confianza depositada en él. Es un lider nato, nadie inventado, mediático ni con aspiraciones a ningún cargo que no sea sencillamente sobrevivir y dar tiempo a que los encuentren.